DIA 1

DIA 1

Me levante esta mañana pensando en que tenia que hacer un blog donde contar todas las cosas que me pasan desde que soy menopausica.

Nada de clases magistrales dando consejos de algo en lo que no soy experta, sino una simple usuaria.

Dentro de lo posible intentaré que sea en clave de humor, para tener un desahogo desde el cariño hacia todas las mujeres que se encuentren en mi situación, y poder desdramatizar un poco esta época tan difícil por la que estamos pasando.

Mi objetivo es hacer una página al día, contando avatares y experiencias que se me vengan a la cabeza,   y espero tener vuestra opinión para nutrirme y no sentirme sola en este viaje.

Ahí va el dia 1.

Llevaba algunos meses teniendo unas menstruaciones largas y dolorosas, pero a mis cuarenta y pocos años, pensé que volvía a ser una adolescente.

Las ganas de llorar a destiempo me decían que algo estaba pasando, que yo estaba cambiando y no entendía nada.

Estaba irritable y antipática, pero lo achacaba a cualquier problema cotidiano ajena a lo que estaba por venir.

Una voz interna me suplicaba que fuera al ginecólogo, ese hombre paciente y discreto al que siempre había acudido una vez al año, para que me explicara que estaba pasando con mi cuerpo.

En esa ocasión mi marido quiso acudir conmigo.

Creo que desde los embarazos no me acompañaba a ninguna visita periódica, así que pensé que también estaba algo preocupado.

Debido a que mi libido se había tomado unas vacaciones, creí que sería buena idea que el médico le dijera que ahora tenía que tener paciencia conmigo, que todo era normal, y en definitiva que me quisiera mucho y me dejara en paz.

!!!Pero que error!!! 

Después de examinar mis entrañas y ver análisis y citologías, el bueno y paciente profesional, nos dice que estoy ¨perimenopausica¨.

Aquello fue un jarro de agua fría tirado desde mil metros de altura encima de mi cabeza.

Yo, tan joven y tan mona, con una hija de 20 años a la que siempre le decían que parecía su hermana y un hijo de 12 al que llevaba a la carrera del cole a los cumpleaños de los amigos, siempre en el coche como si quisiera emular a Fitipaldi...YO,¨ perimenopausica¨.

¿¿¿Pero se puede tener mala leche para poner un nombre así a un estado en el que se encuentra una mujer joven y mona que tiene días horribles, pocas ganas de follar y que llora con la música del ¨Cigala¨???

!Pues si!

Pero ahí no queda la cosa, después de explicarnos someramente lo que me esperaba, hago una última pregunta, apelando a su solidaridad con el género al que lleva atendiendo desde hace décadas, acerca de que no tengo ganas ni de que me miren.

Pues el excelso profesional, con un ¨macho men¨escondido en su fuero interno, se solidariza con los de su género y le dice a mi marido que eso no tiene nada que ver con la libido  y que yo tengo que poner de mi parte y no buscarme excusas para no cumplir en el lecho conyugal.

Segundo jarro de agua, esta vez helada y en cubitos que cae sobre mi cabeza esa mañana.

Creo que hasta mi marido sintió pena de mi al ver mi cara de asombro.

Entré en aquella consulta decimononica y trasnochada con la ilusión de una Xena defendiendo su pueblo ante las hordas enemigas, y salí con la moral por los suelos.

Hasta mi padre, que no era un dechado de virtudes en lo que a la causa feminista se refiere, nos reunió a mi hermano y a mi, adolescentes tontos e ignorantes, para explicarnos lo que era la menopausia y lo mal que lo estaba pasando mi madre, con un tratamiento hormonal de horribles efectos secundarios, y nos exigía que fuéramos compresivos y buenos con ella.

Eso ocurría aproximadamente 25 años antes.

!Hay que joderse!

Así ocurrió mi primera incursión en este maravilloso mundo que me tenía tantas sorpresas reservadas, y que desde hoy voy a contar como me de la gana.

Cariños,

Menopausica.