domingo, 6 de octubre de 2013

DIA 24. SORPRESAS TE DA LA VIDA



Hay ocasiones en que la vida puede llegar a sorprenderte.
Cuando empiezas a pensar que los mejores años de tu existencia han pasado, y que las novedades y la ilusión han quedado atrás.
Pues a través de las personas que conoces en distintas situaciones, también llegan oportunidades increíbles  Solo hay que saber aprovecharlas.
Pero claro, hay que tener buen animo para diferenciar lo que puede llegar a ser una oportunidad o simplemente ¨matar el rato¨.
Yo era una persona tímida, adolescente introvertida donde las hubiera, pero con unas ganas inmensas de saber y conocer. 
A través de la lectura y el cine, pude comprobar que había otro mundo ademas de las cuatro paredes de mi habitación.


Mi curiosidad y mi intuición siempre me llevó a sentirme atraída por personas con un carácter mas fuerte que el mio, capaces de poner en practica lo que la mayoría de los mortales solo nos atrevíamos a soñar.
Me gustan los lideres, mis amigas lo son, mi pareja lo es, mis hijos también.
Yo tengo otras capacidades que probablemente complementen las virtudes de ellos, pero prefiero un segundo plano para la película de mi vida; así soy feliz.
Junto a este tipo de personas he vivido situaciones que por mi misma seguramente no me hubiera atrevido. 


Con veinte años salí de casa de mis padres para casarme con el hombre de mi vida, y cambie de ciudad para vivir, trabaje en distintas empresas, tuve dos hijos maravillosos; hasta ahí como cualquier otra persona de mi generación, en la España que nos toco vivir.
Pero eme aquí, treinta años después de cerrar la puerta de mi habitación sin mirar atrás  el día de mi boda, comprobando que las experiencias no se acaban con los años.
Nada mas lejos.
He vivido en diferentes países  he conocido a personalidades excepcionales y a gente corriente capaz de enseñarte que la fuerza interior mueve montañas.


Y yo también las he movido.
Y he disfrutado de ese movimiento, unas veces equivocado y otras acertado.
Y si miro para atrás, compruebo que la vida me ha dado mucho mas de lo que yo espera de ella.
Soy razonablemente feliz.
Pero tengo momentos excepcionales en los que la felicidad me embarga y la saboreo como un buen vino.
Y los guardo celosamente en un frasquito pequeño con un tapón de corcho que solo abro cuando necesito embriagarme de su recuerdo.


Cariños,

Mk